No hay nada más delicioso que un buen café, un café bien preparado que conserve todas son cualidades. Ni nada más horrible que un café mal preparado.

Ahora, con la llegada del frío, el café vuelve a cobrar todo su protagonismo, el cuerpo nos pide estar más en casa, nos apetecen tardes de manta y sofá y esas tardes son ideales para degustar una buena taza de café con tranquilidad. Sin prisa, disfrutando de cada sorbo y degustando el sabor de un buen café.

Hay muchas maneras de preparar un café de calidad pero, independientemente de cómo se prepare, hay algunos elementos que van a influir directamente en el resultado final y que debemos tener en cuenta si queremos disfrutar de todas las cualidades del café.

6 Consejos para disfrutar de un gran café en casa

1) La materia prima

Como cuando de una receta de cocina se trata, trabajar con una buena materia prima es fundamental para obtener un buen resultado. Elige un café de calidad entre las diversas opciones que hay en el mercado.

Aunque existen diferentes variedades de café, los granos más habituales son el arábica y el robusta. El arábica contiene menos cafeína, es más suave, aromático y también más digestivo. El robusta tiene más cuerpo, mayor cantidad de cafeína y su sabor es más fuerte. También puedes encontrar variedades resultantes de la mezcla de ambos.

Elijas la variedad que elijas lo fundamental es que sea siempre café de tueste natural, nada de torrefacto.

El café torrefacto se consigue añadiendo azúcar al café natural, que se carameliza a altas temperaturas e impregna el grano, destrozando las cualidades del café y aportándole un olor y sabor fuerte y astringente. Por lo tanto la elección del café torrefacto queda descartada.

Si quieres un café de máxima calidad elige uno que sea arábiga de origen (lincar a link en tienda), cafés con “DNI” de los que se conoce su procedencia concreta: una finca única que le otorga características muy concretas.

2) El agua empleada

El agua utilizada en la preparación de un café afecta directamente al sabor que éste va a tener. Siempre será preferible la utilización de agua mineral, que respetará el sabor original de los granos de café. Sobre todo si vives en una ciudad con agua “dura” o que tiene demasiado cloro o cal, esto afectará negativamente al sabor, por lo que la utilización de agua mineral será fundamental.

También el modo de calentar el agua influirá en el resultado del café. Debemos utilizar agua fría que vaya calentándose gradualmente. No debemos en ningún caso, para ahorrar tiempo, hacer el café con agua caliente.

La cantidad de agua también es importante. La mayoría de las cafeteras tienen un nivel que señalan la cantidad apropiada y, aunque en parte dependerá del gusto propio, el punto justo de agua será un elemento que determinará el buen resultado final.

3) Café en grano o café molido

Los granos de café comienzan a liberar sus aromas en el momento en que se muelen, por lo que, si queremos conservar al máximo su calidad, lo ideal es moler el café justo antes de prepararlo.

Existen en el mercado multitud de molinillos, tantos manuales como eléctricos, que nos permitirán aprovechar al máximo las cualidades de un buen café comprado en granos.

Independientemente de que optes por moler los granos de café o de que lo compres ya molido, es importante también prestar atención al tipo de molienda. Según la cafetera que vayas a emplear, así deberá estar molido el café: opta por un molido grueso si utilizas una cafetera de filtro, el molido mediano es más apropiado para cafeteras clásicas y para los cafés espresso se recomienda un molido fino.

4) La dosificación correcta de café

En lo que a cantidad de café se refiere afectan mucho los gustos personales de cada uno, así como el tipo de cafetera en la que vamos a preparar el café, pero en líneas generales los expertos recomiendan emplear la proporción adecuada, poniendo el café molido sin superar el nivel indicando en el filtro y nunca presionar para que quepa más cantidad.

5) Tomar el café recién hecho

Para poder apreciar al máximo la calidad de cualquier café debemos tomarlo recién hecho. Será entonces cuando nos regalo su máximo aroma, cuerpo y sabor, además de tener la crema más compacta y persistente.

Si utilizamos una cafetera italiana deberíamos remover siempre el café antes de servirlo, para asegurarnos que cada taza tenga la misma densidad de café.

6) La puesta en escena

Aunque si hablamos de un café vespertino quizás la presentación no es tan importante, a nosotros nos gusta pensar en el café como en un ritual de relajación. Y como en cualquier ritual, también en el café es importante la manera de servirlo y presentarlo. Una taza bonita, preferiblemente con forma cónica que permita que el líquido caiga sobre el fondo sin salpicar y se abra en la parte superior para mostrarnos toda la crema del café.

Y luego ponte cómodo, dedícate unos minutos a beberlo. Déjate envolver por su aroma y su sabor, paladea su crema y siente su calor en el garganta.

¿Verdad que ese momento no tiene precio?