La cafeína es una sustancia que actúa sobre nuestro organismo como estimulante. Su consumo es seguro y beneficioso para la salud, ya que sólo produce efectos contraproducentes en cantidades superiores a los 10 gramos, mientras que una taza de café expreso no suele contener más de 50 miligramos. Pero hay quien prefiere disfrutar de su bebida sin sentir sus efectos, por lo que el café descafeinado resulta de lo más conveniente; por ejemplo, para tomarse una taza a última hora sin miedo a no poder pegar ojo.

Eso sí, hay que tener en cuenta que «descafeinado» no es lo mismo que «sin cafeína»: según el reglamento de la Unión Europea, un café descafeinado debe tener menos del 0,1% de la cafeína presente en el grano tostado, y menos del 0,3% en el caso del formato instantáneo o soluble. Sin embargo, en los Estados Unidos la cantidad permitida es muy superior, admitiéndose hasta el 3% de cafeína. Es decir, el café que compremos aquí estará descafeinado en un 99,9%, mientras que en Norteamérica será «sólo» un 97%.

¿Cuánta cafeína tiene mi café?

Es una pregunta de difícil respuesta, ya que cada variedad de café, las condiciones del cultivo, las características del proceso de tostado e incluso la forma de prepararlo en casa influyen en la cantidad de cafeína que contendrá nuestra taza, hasta distintos lotes de una misma marca pueden ser diferentes en cuanto a la cantidad de este compuesto.

Por ejemplo, los cafés de tipo robusta tienen alrededor del doble de cafeína que los arábica, o que los cafés con más tueste contienen menor cantidad. También será menor si preparamos nuestra taza en una cafetera de émbolo que en una espresso.

Aunque parezca enrevesado, no todo está perdido, ya que en el año 2004 se descubrió en Camerún una variedad de cafeto cuyos granos crecen sin cafeína de forma natural, y desde entonces se ha investigado en la forma de trasladar esta característica a otras plantas.

Un poco de historia sobre el café descafeinado

Tanto la cafeína como el primer proceso para aislarla, y obtener así el primer café descafeinado de la historia, fueron descubiertos por el químico alemán Friedlieb Ferdinand Runge en el año 1820. Lo más curioso es que su hallazgo fue provocado por el poeta Goethe, quien le regaló unos granos de café al enterarse de sus experimentos con otras plantas.

Pero el primer producto comercial no llegó hasta 1903, puesto a la venta por Ludwig Roselius, un comerciante de café –también alemán– que descubrió un método de descafeinización por puro accidente. Los sacos de un envío de grano se empaparon de agua durante el viaje en barco, y se dio cuenta de que el café resultante tenía menos cafeína, pero casi el mismo sabor. Aún hoy en día se emplean procesos que utilizan los mismos fundamentos que los que acabó desarrollando la compañía de Roselius.

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Técnicas de descafeinización 

Los procesos de descafeinización suelen ser bastante largos, de más de 10 horas, para extraer toda la cafeína hasta el nivel deseado.

Como podemos intuir de la historia de Roselius, los métodos para conseguir el café descafeinado emplean un líquido que separa la cafeína de los granos, como hizo el agua de mar con sus sacos. Además se realizan antes del tueste, empleando los granos verdes.

La principal complicación del proceso para retirar la cafeína se encuentra en ser lo suficientemente selectivos como para no eliminar también el resto de componentes. Hay que tener presente que un grano de café contiene cientos de sustancias químicas diferentes, que le aportan olores y sabores característicos. Por eso cualquier tratamiento sobre el café debe procurar mantener intactos estos otros elementos. De otra forma el resultado sería una buena taza de un líquido insípido y sin aroma.

Técnica de descafeinización con agua

Cada vez son más las empresas que utilizan este método de “descafeinización natural”. A esta técnica se le denomina el Swiss Water, que sólo emplea agua y filtros de carbono o CO2 líquido. Aún no es la técnica más utilizada ya que se trata del proceso más costoso pero sin duda el más natural y por supuesto nuestro preferido.

Otras técnicas de descafeinización

Otra forma de obtener café descafeinado es empleando un agente químico sintético que actúa como disolvente para la cafeína. ¡Antiguamente se hacía uso del benceno e incluso más tarde llegó a utilizarse el cloroformo!

En la actualidad, la sustancia más empleada es el cloruro de metileno, que no representa ningún riesgo para la salud y, al ser muy volátil, no llega a permanecer en el café tras el tueste, o una opción “más natural” , el acetato de etileno, ya que se encuentra en algunas frutas y bayas.

En cualquier caso el descafeinado es una opción saludable de disfrutar de un buen café cuando no queremos sentir los efectos de la cafeína. Y tú, ¿cuál prefieres?