Un espresso perfecto, listo para saborear en pocos segundos. ¿Existe algo más importante por la mañana, bien temprano, cuando solo el aseo nos separa ya del camino al trabajo? ¿O más delicioso que esa taza de café aromático, que abre una jornada de descanso e invita a no abandonar el hogar?

Nada como disfrutar de un buen café en pijama, recién levantado de la cama. O darse un respiro a media tarde, cuando el día comienza a hacerse cuesta arriba, y lo que más apetece es degustar una taza de espresso con nuestra variedad favorita de arábica o –si toleramos bien los efectos de la cafeína– de robusta.

De hecho, cada día, millones de personas disfrutan en el mundo de un buen café, antes de la primera reunión de la mañana, disfrutando de un buen libro tras la sobremesa o al finalizar la jornada.

Sea como fuere, todos tenemos una relación un tanto especial con el café; o dicho de otro modo, nuestras propias preferencias y gustos. Por eso, nos proponemos haceros partícipes del paso a paso a la hora de preparar vuestro propio espresso perfecto. Porque después del primer sorbo de una taza recién preparada, cualquiera se da cuenta de que es algo que ha de hacer uno mismo.

Una taza que sepa a ventana

Que sí, que también puede dejarse en manos de amigos, conocidos, e incluso nuestro camarero favorito. Pero muy inspirados han de estar para acertar con nuestra combinación perfecta. Con aquella que, como escribía García Márquez, hace que la taza de espresso «sepa a ventana al mundo».

¿Manía? Puede ser, pero tratándose de un placer no caben atajos hacia la perfección, y en cuanto alguno de los elementos no esté al gusto personal de cada cual, el conjunto se resiente. Porque, el final, lo que hace que el espresso sea tan atractivo es que es una mezcla perfecta de arte y ciencia para extraer 30 mililitros de bebida a partir de 7 gramos de café molido, con agua a 88°, 9 bares de presión y todo ello en menos de medio minuto.

Y para eso ha de disfrutar uno desde que tiene la idea, desde que siente el primer impulso de «¿Y qué tal si me preparo una tacita?», hasta que deposita con suavidad la taza vacía en el plato o sobre la mesa. La leche espumosa, el espresso caliente… Todo está equilibrado, en su sitio, tal y como te gusta. Y disfrutas doblemente de tu espresso perfecto porque no has tenido que salir de la casa para conseguirlo. ¿Qué más se puede pedir?

Vamos a ello pues. Repasemos cómo hacer realidad este pequeño placer casero: la mezcla adecuada, el molido perfecto, la temperatura correcta de la cafetera espresso, la leche y el agua, y el proceso paso a paso para preparar nuestra bebida favorita.

Detalles a tener en cuenta

La preparación de una taza de café espresso contempla una serie de detalles importantes: el agua a emplear, el tueste de los granos, la molienda de los mismos y la presión utilizada para elaborar la bebida.

  • El agua. Nuestra taza de espresso tendrá un sabor tan bueno como el agua con el que lo preparemos. ¿Es preciso emplear agua mineral? Por qué no. Aunque si la calidad de la que sale por el grifo es aceptable basta una jarra de las que venden con un filtro purificador.
  • El tueste. Cada vez más amantes del buen café disponen de su propia tostadora casera ( https://www.laboutiquedelcafe.com/cafeteras-y-filtros/149-tostadora-de-cafe-gene.html ). Conviene recordar que, cuanto más oscuro sea el tueste más fuerte será el café resultante.
  • La molienda. Una vez tostado, el café ha de molerse (https://www.laboutiquedelcafe.com/47-molinillos ). Elaborar un espresso perfecto requiere una molienda más fina que la mayoría de los otros métodos de preparación. Esto es, con partículas digamos del tamaño de la sal de mesa.
  • La presión. El secreto de las cafeteras espresso (https://www.laboutiquedelcafe.com/46-cafeteras-y-filtros ) es que emplean agua muy caliente con enorme presión sobre el café molido del filtro. Por eso, compactar el café molido obligará a ésta y al agua a interactuar. Un aplastamiento firme y nivelado es esencial para una extracción uniforme.
  • La temperatura. El agua calentada a 87-90 grados es ideal para preparar una buena taza, y algunas cafeteras espresso permiten controlar la temperatura para lograrlo. No obstante, practicar dentro de este rango sirve para encontrar lo que uno desea. Temperaturas más bajas generan un color más brillante, mientras que el aumento del calor produce sabores tostados..

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La compañera del expreso perfecto

Pero no podemos olvidarnos de la compañera más adecuada para nuestro espresso perfecto. Las buenas cafeteras espresso traen su propio tubo de vapor para hacer maravillas a la hora de preparar la leche. Para muchos, la parte favorita del proceso, pues le hace sentir a uno profesionalmente elegante.

Y tampoco es un arte tan difícil de dominar. Dependiendo del tipo de leche que se esté usando no hay que tener miedo al viejo sistema de prueba y error, especialmente si se emplean leches alternativas, como la de soja o de almendra. La perfección requiere su tiempo.

Eso sí, asegúrate de que llenas la jarra de leche solo un tercio de su capacidad, ya que la espuma que va a proporcionar el vaporizador hará que el líquido aumente 3 ó 4 veces su volumen original. Una varita de vidrio introducida hasta casi hasta el fondo de la jarra, sostenida en un ligero ángulo, hará que la espuma cremosa comience a formarse.s.

Emplea una cucharita o vierte directamente sobre la taza esa leche que tu expreso perfecto está esperando. El resto es historia…