Hoy en día, cuando nos preocupamos más que nunca por la salud y por una alimentación sana, los amantes del café estamos encantados con los múltiples beneficios relacionados con esta bebida que se han descubierto últimamente. 

En este sentido, una de las tendencias que más fuerza está adquiriendo dentro del sector es la del café orgánico; y por eso vamos a desvelar algunos de sus mitos y explicar en qué se diferencia con más detalle.

 

Cultivo con productos químicos

Antes de entrar en detalles, lo cierto es que la única especificación que debe cumplir un alimento para que lleve la etiqueta de orgánico es que no se hayan empleado productos químicos sintéticos durante su producción. En el caso del cultivo del cafeto, hablamos de pesticidas, herbicidas o fertilizantes.

Por lo tanto, la primera concepción errónea sobre el café orgánico, y que se encuentra muy extendida entre los consumidores, es que no se emplean pesticidas u otras sustancias de uso agrícola para su obtención, cuando realmente puede hacerse siempre que sean de origen natural.

La filosofía detrás de este tipo de producción implica la protección tanto del medioambiente como de los propios trabajadores, que no se ven afectados por el uso de sustancias potencialmente perjudiciales. Sin embargo, también es cierto que algunas plantaciones directamente no necesitan usar químicos, ya sea porque se encuentran a una altitud en la que las plagas no representan un problema, o por disponer de un suelo lo suficientemente fértil.

Certificaciones

Y es que, para que un paquete de café pueda llevar de forma oficial el calificativo de alimento orgánico, todo el proceso de producción ha debido de ser analizado por una organización certificadora acreditada por la Unión Europea, según dictamina el Reglamento del Consejo Europeo (EC) 834/2007 del 28 de junio de 2007.

Como ya hemos mencionado, la inspección debe confirmar que en el cultivo no se utilicen esos productos químicos sintéticos, y que tampoco se hayan empleado, al menos, durante los últimos tres años. Además, cualquier equipo que intervenga tanto en la manipulación del grano como durante el proceso de tueste debe estar destinado exclusivamente a su uso con el fruto de origen orgánico. Es decir, si en una cooperativa hay unos productores que cultivan café de forma orgánica y otros que no, debe de haber equipos diferentes para el tratamiento de cada tipo de grano.

El actual sistema presenta dos pegas, la primera es que el símbolo distintivo de esa etiqueta de café orgánico (el dibujo) depende del propio organismo de certificación. Así, algunas empresas emplean sus diseños propios, en algunos países utilizan uno común… aunque si la producción se ha llevado a cabo dentro del espacio europeo, existe un sello específico. Esto provoca que el consumidor tenga dificultades para diferenciar entre un producto u otro cuando busca en una tienda, al no haber un único criterio.

La segunda pega radica en que las inspecciones de certificación se realizan con carácter anual, pero los mecanismos de control no suelen ser lo suficientemente exhaustivos como para garantizar que durante todo ese tiempo no se haya empleado algún producto químico sintético.

 

Diferencias con el café habitual

En lo referente a la calidad, la respuesta es clara, un café orgánico no es necesariamente mejor que otro que no lo sea. El principal aspecto que los diferencia, y en el primero en el que vamos a fijarnos, se trata de la influencia que puede suponer para nuestra salud el empleo de un determinado tipo de pesticidas y demás sustancias; pero en la práctica nunca llega a darse el caso, ya que cualquier compuesto químico que se emplee en el cultivo del café se elimina durante la fase de preparación del grano, que está recubierto por una cáscara que lo protege durante su maduración, o con el proceso de tueste, en el que se alcanzan más de 200°C.

¿El uso de esas mismas sustancias químicas afecta al sabor del café? La respuesta es igualmente negativa. El sabor final de nuestra taza depende de muchos factores, desde la variedad del grano hasta la dureza del agua que empleemos en casa, pero el empleo de esos productos en el cultivo no va a causar que sepa peor ni mejor.

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Al grano 

En vista de todo lo que acabamos de exponer, cualquiera podría concluir que quizás no exista mucha diferencia entre elegir un café orgánico y uno de otra variedad. En La Boutique del Café estamos convencidos de que, al menos con el sistema de certificación actual, lo importante no es la etiqueta, sino que, como consumidores, seamos conscientes de que podemos optar por productos de empresas que sean responsables con el entorno.

Por lo tanto, no se trata de buscar la palabra orgánico en el envoltorio, ya que no es un factor definitivo sobre cómo ha sido el proceso de elaboración, sino de ir más allá, de conocer en verdad la filosofía de cada productor, para distinguir aquellos preocupados por ofrecer un buen café de calidad, elaborado con mimo, y respetando el medio ambiente, y no por sacar partido de una moda mediante una estrategia de marketing.

 

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Café Orgánico, Café respetuoso con el medio ambiente